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LECTURAS, RESEÑAS, POESÍA

EL 

HALCONAZO 

UNA HISTORIA DE VIOLENCIA E IMPUNIDAD 

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Coatepec, Ver.  10/JUN/2023. Cultura Errante.

10 de junio de 1971. Una fecha que jamás debe ser borrada de la memoria colectiva de México. Cerca de la Escuela Nacional de Ciencias Biológicas del Instituto Politécnico Nacional, en el camino hacia el Casco de Santo Tomás, la tragedia se desencadenó. Nuevamente la violencia del estado tiñó  las calles de la ciudad —y la historia del país— con la sangre de decenas de estudiantes. Aquel día, 34 jóvenes perdieron la vida y muchos más resultaron heridos, agregando una marca dolorosa más a nuestro calendario trágico.

El escenario de esta atrocidad fue trazado por un grupo de choque organizado a la sombra del poder. Bajo el manto del Partido Revolucionario Institucional (PRI) y el respaldo del temible Estado Mayor Presidencial, los conocidos como "halcones" emergieron para sembrar el caos y la muerte. Armados con palos y armas de fuego, lanzaron su salvajismo implacable contra los manifestantes.

Lo que comenzó como una manifestación pacífica,  se transformó en una escena infernal en la que la muerte y la violencia se apoderaron de las calles. La crueldad del ataque por parte de los "halcones" no tuvo límites y no respetó ningún espacio, incluso continúo dentro de los hospitales, donde los heridos buscaban asilo y atención médica. Su nivel de salvajismo inmisericorde llegó a límites más allá de lo imaginable, rematando a los heridos que yacían en las camillas, despojándolos de toda esperanza y dignidad.

La indignación y el clamor de justicia continúan hasta nuestros días. Sin embargo, la respuesta del estado, año tras años, sigue siendo la misma: silencio. La impunidad de ayer, de hoy... de siempre; la complicidad perpetua. A pesar de los esfuerzos por procesar al expresidente Luis Echeverría por el cargo de "genocidio", el tiempo aliado favorito—o pretexto— de la injusticia, marcó la prescripción del delito. Nadie fue condenado por estas acciones nefastas.

En retrospectiva, estos eventos se revelan como parte de una estrategia contrainsurgente urdida por el gobierno mexicano de aquellos años (que se replica en la actualidad). Una estrategia que buscaba sofocar cualquier atisbo de disidencia y aplastar los anhelos de cambio en la sociedad.

Hoy, a más de cinco décadas de distancia, recordamos a los caídos en el jueves de Corpus. Rendimos homenaje a los jóvenes que pagaron el precio más alto por sus ideales de justicia y libertad. Su sacrificio no será en vano. Su historia permanecerá grabada en la memoria de un país que se niega a olvidar.

Que esta crónica oscura y desgarradora nos sirva como recordatorio de la importancia de la verdad y la justicia. Que nos inspire a levantar nuestras voces contra la opresión y a construir un México en el que la violencia y la impunidad sean relatos del pasado y que nunca más se repitan.


Tú ¿qué opinas?¿Aún existen hechos violentos planeados y ejecutados desde el estado? Cuéntanos en los comentarios.